
En el corazón de la colmena, las abejas producen más que miel: crean una sustancia misteriosa y poderosa llamada propóleo. Hecho a partir de resinas vegetales, cera y enzimas, el propóleo actúa como el cemento protector de la colmena, sellando fisuras y defendiendo su mundo de virus, bacterias y hongos. Es su barrera viva contra las amenazas del entorno.
Pero este regalo no es solo para ellas. Los seres humanos lo han aprovechado durante siglos por sus propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y antioxidantes. Hoy, el propóleo es protagonista en remedios naturales, cosmética y bienestar, símbolo de defensa, pureza y equilibrio.
En el logotipo de nuestra miel, el propóleo se convierte en emblema: una fusión entre lo natural y lo protector. Representa no solo la fuerza y vitalidad de la colmena, sino también el compromiso con una miel que cuida, sana y perdura.